Este mes, en Perfiles: Esther Santiago, La voz de la Maternidad

Cuanto más abrazo mi semejanza y mi
diferencia más cerca siento que estoy de mí misma, más en mi lugar…

Foto: Sandra Bernardo

¿Por qué la voz de la maternidad?

 

La Voz de la Maternidad es un proyecto “en solitario” (y lo digo entre comillas porque la mayoría de las veces hablo en plural, ya que me siento muy acompañada) que surgió como blog estando yo embarazada de mi hijo, en 2010. En ese momento ya llevaba años acompañando en la maternidad a través de la voz y el canto como recursos para vivirla de una forma más plena y consciente y potenciar la comunicación y el vínculo con los bebés por nacer.

 

Mi propia vivencia personal me dio impulso para de compartir estos recursos y este conocimiento más allá, y así este gran regalo que realmente todos poseemos en nuestra voz pudiera llegar a más mujeres embarazadas, familias y profesionales.

 

¿Qué te ha enseñado trabajar con la voz en las etapas más tempranas?

 

Ha sido mi “gran escuela” Ricardo. Primero, todo lo que tiene que ver, desde la perspectiva del bebé, con la memoria de cómo percibimos ya desde nuestra gestación el sonido como pura vibración, pura energía. Una memoria que aún sigue viva en cada uno de nosotros y nos conecta con algunas de las necesidades más básicas y al mismo tiempo más profundas. Sentirnos vivos y amados.

 

Por otro lado están las mujeres, acompañarlas durante tantos años a escucharse, conectar con ellas mismas a través de su respiración y su voz, favorecer su expresión y comunicación, habitar su vientre de nuevo… Me ha ayudado a ir profundizando en la comprensión sobre cómo es posible liberar desde el cuerpo, a través de la voz, los bloqueos e impedimentos que pusimos al acontecer de vida a través de nosotros, todo aquello con lo que cargamos y nos pesa o nos hace daño.

 

Especialmente aquellos que guardamos en las aguas de nuestro vientre, y en nuestra matriz. Y también descubrir que además es posible hacerlo de una forma profunda y tan hermosa como cantando. Ya no creo en que para liberarnos del sufrimiento sea necesario hacerlo a través de más sufrimiento.

 

También trabajas acompañando a mujeres y creando espacios para la sanación de la energía femenina…

 

Sí, eso llegó un poquito más adelante, cuando sentí la llamada a integrar a nivel profesional el recorrido que estaba transitando a nivel personal como mujer. Compartir el espacio sagrado de los círculos de mujeres, que para mí ha sido fundamental en la sanación de mi relación con otras mujeres, y sobre todo de mi relación conmigo misma a través de ellas.

 

El concepto de la sanación de la energía femenina va más allá, y nos corresponde a todas y todos. Pues mujeres y hombres tenemos nuestra polaridad femenina. Y tanto el femenino de todas y todos, al igual que nuestro Planeta

 

Tierra, está profundamente dañado. En este momento de mi vida estoy muy feliz por sentir que puedo poner mi granito en esta sanación tan importante. Por ello tanto en encuentros de mujeres como en encuentros mixtos comparto feliz los recursos que me han ido llegando para que podamos seguir avanzando en ella.

 

 

¿Nos podrías explicar en qué consiste tu próximo evento: Voz y Cantos Entre Mujeres?

 

Durante el retiro avanzaremos a través de la voz hacia una mayor apertura en la comunicación, tanto en la que nos permitimos con nosotras mismas como con el mundo. Vamos a dar un paso más en el regalo de expresarnos a nuestra manera, liberando juicio, conectando con quienes somos, con nuestro sentir. Dando a la palabra el lugar sagrado que merece. Desde lo profundo de nuestro vientre elevar la voz y cantar, cantar y cantar. Recordando siempre para qué estamos aquí, ¡disfrutemos!.

 

 

¿Tienes pensado próximamente hacer talleres o retiros mixtos?

 

Suelo convocar círculos mixtos con una cierta continuidad, como por ejemplo para el “Rito de la Matriz”, un rito de la comunidad shipibo para la sanación de la energía femenina. Mas este verano estamos creando un encuentro que me ilusiona especialmente.

 

Un transitar consciente por el Camino de Santiago en el mes de agosto. Concretamente de Santiago a Finisterre, al antiguo “fin del mundo”. Y así está surgiendo su nombre, “ConMigo al Fín del Mundo”. Cada una y cada uno con nosotras mismas, como llegamos al mundo y como cuando termine este caminar por la vida nos iremos de nuevo. Vamos a intencionarlo desde aquí, conscientes del camino y sobre todo de cómo elegimos vivirlo, de cómo “se hace camino al andar”.

 

Cada día tendremos dinámicas para favorecer una mayor claridad y apertura: conexión con el cuerpo, visualizaciones/meditación para intencionar el camino de cada día, cantos y celebraciones, elementos creativos para elaborar y recoger nuestras propias enseñanzas, círculos de palabra… y por supuesto caminar, con conciencia plena.

 

¿Cuál es tu método para vivir consciente?

 

Estar atenta. Darme cuenta cada día más de que la conciencia tiene mucho que ver con la atención, con mi propia atención en mi cotidiano. Estar atenta para mí es no dejarme llevar por la dinámica predominante que nos aleja de nosotros mismos y así nos lleva, más que a vivir, a sobrevivir. La atención siento que cada vez más me ayuda a discernir, comprender y así poder elegir sobre mi propia experiencia de vida, al menos sobre cómo quiero percibirla.

 

¿Cuál es tu práctica matutina?

 

Hay muchas formas en que siento que doy gracias por un nuevo día. En ocasiones a través de la práctica de saludo al sol o las postraciones budistas, activando mi altar, cantando algún mantra o regalándome unos minutos para meditar. En otras sencillamente llevándome esa intención de agradecimiento a cualquiera de los actos cotidianos que puedo estar realizando: un desayuno rico, los preparativos para lo que voy a hacer a lo largo de ese día…

 

En todos los actos podemos encontrar esa parte ritual que tanto nos conecta y nos ayuda, siempre que encendamos esa llamita con el poder de nuestra intención.

 

¿Cómo te conectas con la tierra?

 

Yo a la tierra fundamentalmente le canto. Desde mi casa, cuando estoy en la naturaleza… en todas partes, porque en todas partes lo recibe, en todas partes es. La canto a ella, a los elementos, a la Madre Tierra, a la Madre del Agua. Voy aprendiendo de las culturas que aman y honran la tierra sobre su forma de conectar con ella. Y esta práctica, adaptada a mi manera, poco a poco cada vez más ha ido integrándose como parte de mí.

 

¿Qué es lo que te eleva?

 

Más que tratar de “elevarme” busco traerme a la tierra, enraizar, esa conexión que siempre he sentido con otros niveles de conciencia, llámese Sol, llámese Estrella, llámese Universo, llámese Dios/Diosa. Abrirme a estados amplificados de mi propia conciencia me permite conectar con aquellos. Hay momentos vitales en que esto simplemente sucede, sin buscarlo premeditadamente. En el cotidiano medito, canto, bailo, creo… ¡a cada momento que puedo!.

 

¿A quiénes consideras tus maestros?

 

Durante un tiempo consideré por maestros maestras a todas aquellas personas, grandes personas, de las que he recibido enseñanzas, siempre agradecida. Hoy en día entiendo por maestros a todas mis relaciones, sin excepción. Porque de cada una no puedo hacer más que aprender. En ocasiones con más dulzura y calma, en otras no tanto. Buscando que sean lo más armoniosas posibles, la primera y más importante, mi relación conmigo misma, con mi maestra interna. Seguimos caminando.

 

¿Qué te da la felicidad?

 

Más que qué me da felicidad o qué “me la quita” podría tratar responderte qué me hace activarla, estar más consciente de ella. Porque voy entendiendo que la felicidad es, en mí y más allá de mí. Me hace sentir felicidad la sonrisa de mi hijo, compartir con las personas que quiero, cantar, expresarme tal y como soy, la conexión con la naturaleza, cuando siento que estoy en coherencia, que doy lo mejor de mí en lo que hago… Por suerte muchas cosas, y muy cercanas.

 

¿Cuándo te sientes tú misma?

 

Cuando me llevo a cualquiera de las situaciones de mi cotidiano la sensación de libertad, de amor, de expresión de mi ser, la sensación de expansión que siento cuando estoy en la naturaleza cantando con mi tamborcito. Ahí me siento yo misma. Estoy atenta de tratar de permitirme cada día más que esta sensación crezca en todas direcciones.

 

Algo de lo que en estos momentos te estás alejando

 

Me alejo cada vez más de callar lo que siento por miedo a hacer daño. Porque el tiempo me ha enseñado el daño que me hace a mí misma. Trato de relacionarme con más salud y conciencia con mi propia voz y mi propia palabra. Para que esté cada día más viva.

 

¿Y hacia dónde diriges tus pasos?

 

A ser cada día un pasito más honesta y más fiel a mí misma. Más “sencillamente yo”, aunque eso a veces, muchas, no me parezca sencillo. Como muchas personas me he sentido por mucho tiempo en mi vida como si hubiera llegado a un lugar equivocado en la familia, en la sociedad, en la cultura…

 

Y es muy duro y, además que nunca suele salir bien, hace mucho daño tratar de dejar de ser como eres para intentar adaptarte a los moldes que te ofrece lo externo. Seguir caminando en aceptarme yo misma más y más cada día sigue siendo importante hoy en día para mí. Cuanto más abrazo mi semejanza y mi diferencia más cerca siento que estoy de mí misma, más en mi lugar y mi palabra se fortalece expresando lo que siento que vine a compartir. Dentro de mí encuentro más paz.

 

¿Cuál es tu mantra?

 

“¡Alegría, que estamos vivas!”

 

me acompaña profundamente en este momento en mi vida. La tomé de un grupo de personas con las que hice un viaje-peregrinaje muy especial a Nueva Zelanda. Muchas de ellas ya abuelitas, bien sabias. Siento realmente que me regalaron muchísimos aprendizajes.

 

Cuando había alguna tensión, alguna dificultad… esta frase se hacía presente. Rápidamente me da foco sobre el suceso y me hace consciente de que todo aquello también es parte de estar vivas, me lleva a sentir alegría incluso por ello, honrarlo como parte de la vida. Y traerme a la conciencia de agradecer cada emoción por el simple hecho de poder aún sentir y aprender a través del experimentar, sin con-fusión con la experiencia, sino siempre en ese “darse cuenta” de lo que más allá de ella somos.

 

¿Qué música te conecta en este momento de tu vida?

 

Los cantitos que tienen un mensaje que me hace vibrar me resuenan, remueven, avivan, impulsan… Los cantos que me han ido compartiendo boca a boca, los que he ido creando en este tiempo y los de artistas con un mensaje y una música maravillosa que por suerte proliferan cada vez más en este momento. Cantarlos, bailarlos, sentir.

 

Muchísimas gracias Ricardo.

 

Esther Santiago Hernández

Psicóloga Clínica, Músico y Musicoterapeuta.

Estados amplificados de la conciencia: hipnosis, voz y terapias creativas.

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