Empieza tu año con la Meditación.

Dado que el paraíso y el infierno se encuentran en nuestra propia mente, si de verdad queremos encontrar la paz el único lugar donde encontrarla está en nosotros mismos. Podemos convertir nuestra mente en un lugar de tormento o adiestrarla y elevar sus niveles  de consciencia donde se hallan los estados más satisfactorios de la existencia.

 

Las motivaciones que se puedan tener para meditar son múltiples: hay quien lo hace para poder tener una mente completamente funcional y ser más competitivo en su trabajo, otros para liberarse del estrés, hay quien medita porque rejuvenece, otras personas lo hacen de manera religiosa y hay quienes lo hacen para alcanzar la Realización Espiritual.

 

La meditación es una práctica que nos permite bajarnos momentáneamente de un mundo acelerado y la clave de establecer una mente en paz y vivir una existencia más satisfactoria consiste en parar.

 

 

Sin importar las motivaciones, los resultados de la meditación siempre son positivos, aún cuando la motivación sea la más básica, los beneficios de su práctica se extienden a los más elevados y si la motivación es con un fin elevado también el meditador se beneficia en los planos inferiores de la vida cotidiana.

 

 

La meditación es una práctica que nos permite bajarnos momentáneamente de un mundo acelerado y la clave de establecer una mente en paz y vivir una existencia más satisfactoria consiste en parar. Todo en la vida necesita un descanso, hasta las máquinas hay que apagarlas de vez en cuando para que no se desgasten. Nuestra mente también. Necesitamos apaciguarla y llevarla a una conexión con uno mismo, llevar la mente a la fuente de todos los pensamientos, allí donde no hay ninguno, para entonces desde allí volver recargados de energía y entusiasmo para continuar con la vida cotidiana que no cesa de demandar nuestra acción.

 

Seguro que tú también te has planteado unos propósitos para el año nuevo, tal como yo y todo el mundo, es natural, es el inicio de un nuevo ciclo en nuestra vida y queremos marcarnos metas, planes para conseguirlas y tiempos en que queremos que estas sean cumplidas; pero muchas veces vemos que hay que hacer todo eso y se nos quitan las ganas; eso se debe a una mente fatigada, estresada y sin energía, es el momento de recargar la batería con una práctica de meditación diaria que nos dé ese descanso adicional que complemente el del sueño.

 

La meditación sistemática nos revela los bloqueos psicomentales que subyacen en nuestro organismo y el sistema nervioso, eliminándolos paulatinamente, ayudando así a que podamos ver cada vez con más claridad lo que sucede en nuestro interior y alrededores

 

Por otra parte la meditación es una herramienta que sirve para abrirnos. Abrirnos a experimentar el mundo desde el presente. Estamos tan ocupados con nuestros deseos, en la búsqueda exterior, en los quehaceres de la cotidianidad, juzgando y perdidos en nuestros sueños despiertos que realmente no prestamos atención a la experiencia directa que nos proporcionan los sentidos, pocas veces tenemos atisbos de luz que nos descubran lo que que es la realidad. La meditación sistemática nos revela los bloqueos psicomentales que subyacen en nuestro organismo y el sistema nervioso, eliminándolos paulatinamente, ayudando así a que podamos ver cada vez con más claridad lo que sucede en nuestro interior y alrededores, nos revela que no hay diferencia entre lo que está afuera y lo que está dentro de nosotros y sobre todo nos ayuda a separar la realidad de los preconceptos que elaboramos en nuestra mente, para poder ver lo que Es con mayor claridad.

 

La ecuanimidad es aquella virtud que nos permite permanecer impasibles en todas las circunstancias, no siendo tan reactivos a los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor.

 

También la meditación disminuye progresivamente nuestros impulsos reactivos automáticos, algo que con demasiada frecuencia nos causa dolor. En efecto, la meditación en nosotros va desarrollando una hermosa cualidad denominada ecuanimidad. La ecuanimidad es aquella virtud que nos permite permanecer impasibles en todas las circunstancias, no siendo tan reactivos a los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor. Con el tiempo se desarrolla una entereza en la cual podremos parecernos a una montaña atacada por las tormentas, el frío, la lluvia, las nieves etc. pero ella permanece siempre firme. Esta fortaleza de espíritu se desarrolla y la experimentamos con la absoluta calma interior.

 

Es así como, por ejemplo: si alguien nos ofende o nos sentimos incómodos por una situación, la meditación ya ha creado una distancia entre el fenómeno: es decir, la ofensa o la situación, y nuestra reacción a dicho fenómeno, de manera que en ese espacio de tiempo en que hemos recibido el impacto, la Consciencia se activa y no reaccionamos de manera automática, sino que tenemos la libertad de elegir cómo actuar en cada momento, cometiendo menos errores y dar la respuesta adecuada a cada situación. Otro ejemplo es cuando nos ocurren situaciones inesperadas, en vez de reaccionar con la desesperación e imaginando mil historias que no existen, angustiándonos innecesariamente y empeorando la situación, actuaremos con calma, respiraremos profundo y observaremos lo que acontece con objetividad y paciencia, llegando a soluciones más favorables y adecuadas al momento.

 

Además, con la práctica asidua, se alcanza un estado óptimo de salud, descanso, efectividad mental y física. La persona que medita se forja un carácter que le ayudará a afrontar los retos de la vida con mayor valentía e inteligencia. Se reducen también los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés, aumenta las endorfinas, que son hormonas de la felicidad y rejuvenece por disminuir el metabolismo del practicante.

 

La práctica meditativa nos conduce a unos niveles de consciencia tan sutiles, que una vez que salimos de ella es el momento óptimo para depositar las semillas vibrantes de nuestros deseos y objetivos, ya sea en forma de decretos, oraciones o visualizando lo que queremos cumplir en este nuevo año.

 

Y por último y lo más importante, la meditación es un vehículo para alcanzar los estados trascendentes de la consciencia, donde se encuentran la paz y la dicha que estamos buscando. Dado que el paraíso y el infierno se encuentran en nuestra propia mente, si de verdad queremos encontrar la paz el único lugar donde encontrarla está en nosotros mismos. Podemos convertir nuestra mente en un lugar de tormento o adiestrarla y elevar su nivel de consciencia donde se hallan los estados más satisfactorios de la existencia.

 

Ricardo Martínez Velázquez

Editor de Ciudad Consciente

 

4 comentarios

  1. Gracias Ricardo por colaborar con tu presencia y tus palabras en el crecimiento de todos nosotros.
    Sólo Dios puede guiar unas palabras como las tuyas…
    Sólo un corazón sincero puede ser motor del AMOR que derraman las mismas
    Gratitud y Plenitud para tu vida
    Namaste

  2. Interesante articulo Gracias Ricardo!
    Gracias por explicar tan claramente los múltiples beneficios de la práctica meditativa con constancia.

    Ojala lo practicasemos más todos para tener de verdad esos efectos continuos.y visibles. Y esto me ha llevado a reflexionar en varias cosas.

    Si meditasemos bien, esos efectos positivos deberian estar presentes en nuestras vidas continuamenten y asi seriamos mucho más felices. Y, ademas, si o si, impactariamos en las vidas de los demás, con esa positiva influencia.

    Entonces, al final, un verdadero meditador cambia su mundo y el de los demás sin ni siquiera proponérselo. Por puro efecto dominó, o incluso por un efecto mucho más sutil, casi como un efecto de ala de mariposa, ¡un meditador constante cambia el mundo!

    Creo que no es más meditador el que ostenta de serlo, incluso va de gurú y dando lecciones de cómo hacerlo. Ni lo es menos el que lo ni lo menciona pero lo hace sin más, en silencio y sin pregomarlo. No es mejor meditador el que usa complejos rituales, sigue escuelas y técnicas más tradicionales o más New Age. Ni es menos meditador el que ni sabe que medita y lo hace sabiendo calmar su mente, entrar en si mismo y respirar con la más profunda paz.
    Para mi, el mejor meditador solo es aquel que logra todos esos efectos que menciona Ricardo en este articulo y sus actos cotidianos lo demuestran de verdad.

    “Tus actos siempre hablan más alto y más claro que tus palabras” (Stephen Covey)

    “La conducta es un espejo en el que cada uno muestra su imagen” (Goethe)

    “Nuestra conducta es la única prueba de sinceridad de nuestro corazón” (Charles T. Wilson)

    Si generamos la meditación como habito y lo hacemos de verdad con constancia. Si fuera la meditación una rutina cotidiana tan intereiorizada como lavarnos la cara o los dientes… esos actos nuestros serian nuestro espejo y se verian los efectos maravillosos del articulo. Ojalá asi sea para muchos. 🙂

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