Ciudad Consciente continúa su singladura, después de permanecer un año fuera de línea. Un año en el que todos tuvimos que afrontar situaciones  inéditas y una de ellas fue la ausencia de actividades presenciales, algo que, a pesar de los eventos online,  siempre ha sido el fundamento de esta revista digital. 

No quiero comentar por aquí temas ya muy manidos sobre lo que ocurrió, pero sí señalar que en todo este espacio de tiempo, aunque las cosas parecía que se detuvieron, en nuestro interior todos pasamos por una prueba que, a fin de cuentas, muchas personas supieron aprovechar, otras quizá se beneficiaron y crecieron interiormente, pero todavía no se han percatado.

Creo que los seres humanos a menudo somos puestos a prueba, cuando no es la naturaleza, es la economía, la política interna o internacional, la sociedad misma y un largo etcétera.  Pero, a pesar de la incertidumbre de los primeros momentos, de lo desconocido, solemos adaptarnos, algunos rápidamente y otros tardamos un poco más, todo esto tiene que ver con el nivel de consciencia de cada uno, de extraer lo que nos aporta cada nuevo reto. 

Pero es importante subrayar que después de todo lo que ha ocurrido no somos los mismos, ni lo volveremos a ser, porque tras esa pausa aparente, muchos profundizamos más en nuestro viaje interior hacia el despertar de una Nueva Consciencia y hasta las personas y seres vivos “menos conscientes” dieron un gran paso hacia adelante y que todo lo que ha ocurrido no es más que un paso más dentro de lo que es toda la evolución humana y no humana desde tiempos inmemoriales. 

Desde aquí os doy la bienvenida a tod@s y que todos juntos colaboremos  en  este proceso de transformarnos a nosotros mismos, porque esa “simple” acción es la más  altruista y más desapegada que podemos realizar en bien de todos los seres que habitamos en este planeta.