Senderos de Meditación para una Ciudad Consciente

Hoy en día contamos con bastantes senderos espirituales como para buscar la verdad de una manera desordenada. Pienso que de acuerdo con nuestra naturaleza podemos vivenciar una espiritualidad sana y que no nos resulte incómoda porque vaya en contra de nuestra esencia como seres  particulares.

 

A modo de introducción

Allá por los años setenta, todavía se sentía con mucha fuerza la atmósfera de la contracultura hippy, una atmósfera de la cual creo que ya casi todos conocemos sus efectos negativos.

 

Pero en este artículo me parece justo reconocer que aquellos años nos trajeron la espiritualidad alternativa y consciente tal y como la conocemos ahora (tanto la superficial y comercial, como la más sólida.).

 

 

Todo esto empieza  quizá en los años cincuenta, con la llamada Generación Beat,   ese movimiento literario que caló tanto en aquella juventud norteamericana, cansada de tanto conservadurismo a la que  Allen Ginsberg incitó a la rebeldía con sus poemas inspirados en la sacralidad hindú, pero cargados de contestación al sistema, y Jack Kerouak  con su búsqueda alocada de la espiritualidad que derivó en su famosa novela “Los vagabundos del Dharma”; ambos perseguían el conocimiento y la trascendencia de la única manera que podía hacer un occidental de sus tiempos, de manera desordenada, e incluso algunos de aquellos célebres escritores de aquellas décadas se ahogaban en alcohol, como Cortázar, y ahí vemos su búsqueda desaforada de la verdad en su mejor novela: Rayuela. 

 

Estos tres “Vagabundos del Dharma”  que acabo de mencionar no contaban con todo lo que tenemos ahora. En aquel tiempo en Occidente el Yoga apenas era una ciencia o exotismo extraño de una cultura tan lejana como la hindú. Aquellos años nos trajeron a gurúes como Maharishi, seguido por los mismos Beatles hasta la India, llegando incluso a ponerse de moda la recitación de mantras.

 

Nos trajeron al movimiento de Prabhupada, de los Hare krishna; Suzuki y Deshimaru nos ofrecen el Zen; Krishnamurti,  Nissargadatta Maharaj y ya en los ochenta, Osho, se convierten en poco menos que celebridades, y creo que con la solidez de estos arraigos hoy en día tenemos ya muchísimas opciones que vinieron después, herramientas de desarrollo espiritual y psicofisiológico  se han ido incorporando con los años, para beneficio de aquellos que vivimos de este lado del mundo. Occidente necesitaba el oxígeno de otro tipo de espiritualidad más experimental y no tan fundamentada en las palabras y en la sola creencia, necesitábamos “tocar” con nuestras manos espirituales aquello de lo que hablan los libros sagrados, no sólo creer.

 

Por lo cual hoy en día contamos con bastantes senderos espirituales como para buscar la verdad de una manera desordenada. Pienso que de acuerdo con nuestra naturaleza podemos vivenciar una espiritualidad sana y que no nos resulte incómoda porque vaya en contra de nuestra esencia como seres  particulares.

 

En esta serie de artículos quiero proponer una especie de “mapa” de la meditación, de manera que el lector o la lectora que no ha encontrado su camino o se agobia con tantas enseñanzas con nombres como: Zen, Qi Gong, Kundalini, Vipassana, etc… se haga una idea de qué son y entonces, según le resuene vaya experimentando cuál es su camino espiritual. 

 

En la próxima entrega vamos a ver los dos tipos de meditación que existen de manera orgánica para poder reconocerlas y entonces saber cuáles se adecúan más a nosotros. En uno de estos dos tipo se encuadran todas las meditaciones y a partir de ahí en diferentes entregas las iremos viendo cada una por separado.

 

  

8 comentarios

  1. Muchas gracias por iniciar este “mapa” de la meditación de forma tan sencilla y comprensible.
    Este enfoque es muy de agradecer para los que, como yo. apenas estamos aún asomándonos a este mundo con timidez y mucho respeto; haciéndonoslo más cercano y fácil, nos anima a seguir explorándolo.

    Gracias!! ☺

    1. Me alegro que te haya gustado Marta. Sí es un tema que da para muchísimo más, pero la brevedad del espacio obliga a ser conciso, aunque a veces es lo mejor para así poder apreciar un tema tan hermoso como el de la meditación.

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