Es necesario salir de la zona de confort para crecer, pero también es necesario aceptar y amar esa zona en la que estamos (dependiendo de los casos) Si crees que la tienes que amar, se honesto contigo mismo y solo escúchate.

¡Hola!

Hoy quiero hablarte de una zona de la que estoy segura que no has oído hablar en la vida…

¿Cómo? ¿Si has oído hablar de ella?

Vale, es verdad… la zona de confort está hasta en la sopa.

Tengo que reconocer que es un tema del que yo hablo mucho en mis talleres o formaciones, ya que creo que es un punto muy importante, pero…

¿Sabes qué es la Zona de Confort?

Se trata de aquello que tu conoces: Ya sea tu entorno, tu proceso mental, las personas con las que te relaciones. Es sencillamente tu día a día.

Hay algo que te tiene que quedar muy claro: la zona de confort no tiene por qué ser una zona en la que te encuentres a gusto. Nada más lejos de la realidad. Puede que estés siendo maltratad@, y esa sea tu zona de confort, ese lugar que conoces.

Es cierto que para poder crecer como persona, es necesario salir de esa zona. De hecho hay muchas personas que la llaman La Zona de Mierda. Hacer cosas que nos incomodan, cosas que en un principio nos asustan pero que sabemos que si las hacemos, creceremos como personas.

Y te pongo el ejemplo de la primera vez que hablé en público.

Madre mía qué recuerdos…. Tuve pánico: El corazón me palpitaba con fuerza, la boca estaba seca, las manos y las piernas me temblaban, la voz me salía entrecortada…

En ese momento decidí salir de mi zona de confort. Sabía que si me quería dedicar a esto, tenía que superar esa barrera. Y vaya que la superé! Tengo que confesarte que al finalizar la charla, estaba entusiasmada.

Pero hay algo más, y es que nos hemos olvidado que todo debe tener un equilibrio.

Es necesario salir de la zona de confort para crecer, pero también es necesario aceptar y amar esa zona en la que estamos (dependiendo de los casos) Si crees que la tienes que amar, se honesto contigo mismo y solo escúchate.

Te cuento esto, porque yo hace relativamente poco fui consciente de esto.

Si, yo era de las que agradecía lo que tenía (y lo sigo haciendo). Creo que es importantísimo. Pero había una parte de mi que estaba enfadada de como vivía. Incluso se avergonzaba.

Eso no era aceptación.

Luchaba por querer salir de mi zona de confort, y no me daba cuenta que para salir del todo, antes tenía que amarla.

Wau… que cambio tan grande.

Por este motivo te animo a dos cosas:

La primer es a amar y aceptar tu zona de confort (por lo menos aceptarla, que no resignarse) Agradece lo que tienes, ya que gracias a eso, creces, aprendes…

Somos seres muy afortunados en este lugar que nos ha tocado nacer: Tenemos una cama calentita, un techo, comida… Y si, no te voy a negar que muchas veces no es nada fácil, pero sí, somos afortunados.

Y la segunda es todos los días hacer algo que te saque de tu zona de confort. Puede ser cualquier cosa sencilla, como lavarte los dientes con la mano contraria, ir al trabajo por otro camino diferente, ponerte una música y bailarla porque si… ¡Cualquier cosa!

¡Así que adelante!

Te mando un grandísimo abrazo